martes, 20 de octubre de 2009

segundo cap!!

….Era muy corto y de color rosa claro, sin mangas.
Yo me lo puse sin decir nada, y me fui a mirar al espejo. Pero ella me paró-¡No! Espera, no puedes mirarte hasta que haya acabado de arreglarte.-La miré con reproche y ella hizo un puchero con los labios, solo pude reírme y decir-Vale, pero no te pases.
Sonrió y fue corriendo a una gran cajonera de madera que había al lado de su cama. Del segundo cajón saco un cinturón ancho negro que me puse en la cintura.
-Siéntate-dijo sin pararse a mirarme, mientras cogía su estuche de pintura y su rizador.
Tardó como quince minutos en rizarme todo el pelo y cuando terminó no me dejó mirarme al espejo- Todavía no, ¡que bien estas quedando!-suspiré resignada.-No te quejarás tanto cuando todos los chicos baben por ti, y veas la cara de “me quiero morir” de Patricia- JA-JA- dije irónicamente.
Después comenzó a maquillarme, mientras me hacía un resumen de todo lo que había pasado en estos últimos meses, que yo me había perdido.
Me echo polvos, colorete, rímel, sombras y me estaba haciendo la raya cuando le pregunte- ¿No crees que te estás pasando un poquito, mucho?- No para nada, además ya casi he acabado. No te mueves así... ¡Ya está! Ahora el toque final…-Dicho esto se fue a su zapatero y empezó a rebuscar…-¿Dónde estarán…? ¡Aquí! Si, definitivamente son perfectos…
Entonces sacó unos zapatos de tacón negros, muy altos, desde luego para mí que estaba acostumbrada a mis manoletinas… altísimos.
-Yo no puedo ponerme eso, ¡me mataría!- No digas estupideces, son perfectos y claro que te los vas a poner.
-Fátima…-me quejé. Suspiré por enésima vez en lo que iba de tarde y me los puse.
-¿Puedo mirarme ya en el espejo?- ¡Sí!- dijo con los ojos brillantes y una enorme sonrisa.
Entonces yo me giré y eche un vistazo en el espejo, de cuerpo entero que había junto a la pared…
La imagen de mí que daba el espejo me dejo sin palabras, desde luego estaba vez Fátima se había superado…
(Está es la imagen de donde tome la idea del vestido, se supone que iba así...)

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La miré sonriendo y le dije- Gracias enana, eres la mejor amiga del mundooo!- Va, no es nada.-Nos reímos y nos dimos un abrazo.
Ya eran casi, las seis y media así que bajamos para coger el autobús. Habíamos quedado en la puerta de un centro comercial cercano, con el resto de chicas de mi grupo: Amalia, pelirroja y muy alta, sin duda la deportista del grupo, algo marimacho pero también era con la que mas me reía; Carmen mi otra mejor amiga después de Fátima, rubia y con los ojos azules, de estatura media, siempre había tenido mucho existo entre los chicos pero ella ni se daba cuenta por que es demasiado inocente, también es la que mejores saca de mi grupo; Cristina es la mas extrovertida del grupo, tiene el pelo oscuro, rizado y cortito y los ojos marrones claro; Victoria es muy tímida, pero cuando la conoces te das cuenta de lo buenísima persona que es, tiene el pelo rubio oscuro, es bajita y tiene los marrones, verdosos.
Además de ellas se suponía que vendrían unos amigos de Cristina, la verdad es que no me apetecía nada estar con tanta gente. Estar con Fátima me resultaba agradable, pero tanta gente…me moría de ganas de volver a casa.
En esas cosas estaba yo, mientras Fátima me explicaba toda la gente que iba a ir, se notaba que le hacía mucha ilusión. Bueno,-pensé- por lo menos alguien se lo pasará bien…
Entonces hoy que alguien nos chistaba, cuando me giré, vi a un grupo de chicos de unos 17, 18 años que nos venían siguiendo y riéndose. No me dieron miedo, supuse que solo quería molestarnos para divertirse un rato. Fátima tampoco se preocupó por que continuó con su charla, solo que apretó un poco el paso. Y ni un minuto después esos chicos, ya se habían aburrido y se habían ido.
Justo entonces llegamos a donde habíamos quedado con las demás. Ellas ya nos estaban esperando. Las salude a todas con un hola tímido y todas a la vez se abalanzaron sobre mí, dándome besos y pidiéndome perdón, no pude hacer otra cosa que sonreír no sabía si de verdad las perdonaba pero desde luego no quería perderlas.
También estaban unos diez chicos que nos presentaros y de los que no conseguí recordar todos los nombres, solo uno se me quedo el de Carlos, era de estatura media, ojos marrones verdosos y pelo oscuro, bastante guapo, pero no se me quedo por eso, sino porque enseguida se puso a hablar conmigo como si me conociera de toda la vida y con total confianza. Resultó ser un chico muy divertido, muy charlatán. Desde luego no le costaría nada convertirse en mi mejor amigo.
Llegamos a la discoteca y entramos, había muchísima gente y la música estaba muy alta pero no me importó me lo estaba pasando realmente bien.
Toda le gente de mi colegio me miraba con mirada de sorpresa y de admiración, definitivamente tendría que volver a agradecerle a Fátima por el vestido.
Y no tuve que acordarme mas de la cuenta de César, ya que ninguno de los chicos con los estábamos, sabían siquiera de su existencia. Así de contenta estaba yo, cuando ocurrió el mayor de mis temores…
Rubia e increíble como ella sola, hizo Patricia su entrada triunfal a la discoteca. Con un vestido rojo oscuro, muy corto y muy ceñido de palabra de honor, botas altas negras de tacón más pintada que una puerta y con el pelo rubio alisado. A mi manera de ver tenía pinta de los que por otra parte había demostrado ser… Pero para el resto de la discoteca parecía estar divina por que todo los chicos se quedaron embobados mirándola y todas chicas al as que despreciaba comenzaron a criticar con envidia, mientras las que se consideraban sus amigas comenzaban a llamarla y a mandarle besos como queriendo decir a todo el mundo que ellas eran tan divinas como Patricia, porque ella era su amiga.
Yo ya empezaba a sentirme mal cuando al mirar de nuevo me di cuenta de que ella también me miraba. Entonces en su cara se dibujo una sonrisa malévola y echo a andar en mi dirección…

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